De las cantinas a los comedores escolares

Los comedores escolares han contado con un gran impulso por parte de las administraciones en los últimos años. La incorporación de un mayor número de mujeres al mercado laboral, los horarios y ubicaciones de los puestos de trabajo en las grandes ciudades, la malnutrición infantil en épocas de crisis o la necesidad de una mejor educación alimentaria entre otros factores, ha potenciado que hoy en día muchas familias decidan utilizar este servicio. Sin embargo, a comienzos del siglo XX la situación era más preocupante, tal y como recoge la Memoria de la Asociación de la Caridad Escolar sobre las Cantinas escolares en España , muchos niños no asistían a las escuelas, los que habitaban en zonas rurales recorrían a pie grandes distancias para ir al colegio, en las ciudades era peligroso que los niños transitaran solos por las calles y existía un ambiente de pobreza y malnutrición infantil. Por ello, en 1901, la Asamblea organizada en Madrid por los Amigos de la Enseñanza acordó la creación de cantinas como una forma de promover la asistencia escolar, para lo cual se fundó la Asociación de la Caridad Escolar. La primera cantina se inauguró en Madrid el 1 de mayo de 1902 en el barrio de Cuatro Caminos y en 1917 ya había en Madrid 144 cantinas.

El Real Decreto del 8 e febrero de 1908 , que organizaba las Juntas locales de primera enseñanza, les atribuye a estas por primera vez el deber de fomentar las cantinas escolares, aunque será la Ley de Educación Primaria del 17 de julio de 1945 la que crea en todas las escuelas públicas el servicio de comedor escolar, aprobando unas tarifas para los niños pudientes y gratuito para los niños con menos recursos. Antes de esta ley, el impulso para la instalación de las cantinas se encontraba en manos de entidades caritativas y de maestras, que, ocupándose no solo del aprendizaje de los niños sino de su salud y bienestar físico, crearon cantinas en las escuelas. Es el caso de María de Maeztu, que al tomar posesión en 1902 de su plaza como maestra en Bilbao, se preocupó de la instalación de cantinas, duchas y roperos. En 1914, Rosa Sensat creó un comedor en la Escuela Bosque que fundó en Montjuïc. Y en 1927 Justa Freire, que había colaborado en la creación de comedores en los colegios en los que había trabajado, publicó Algunas notas para organizar el comedor escolar , en las que destacaba qué condiciones debía reunir este espacio, resumiéndolo en dos palabras: alegre y bello, con una decoración adecuada, comida sana y personal capacitado. Es la Orden de 20 de julio de 1954 , la que al reglamentar el funcionamiento de los comedores escolares, dispone que uno o varios maestros se hagan cargo del cuidado del comedor de manera voluntaria u obligatoria en su defecto, recibiendo una compensación económica. En 1956 ya se publicaban puestos de trabajo de encargado de cantina y comedor , cuyo sueldo rondaba en Madrid las 9.000 pesetas. La citada orden del año 1954 también especificaba que se debía proporcionar comida caliente a mediodía, científicamente determinada por la Inspección Médico-Escolar.

En 1961 el Plan de comedores escolares dio lugar a una nueva etapa, en la que además de la parte administrativa y económica, existía una preocupación por las instalaciones, el menaje, los aspectos pedagógicos y formativos, un plan dietético y menús elaborados. Este interés por la alimentación, la nutrición y la educación se evidencia en los años siguientes con la publicación de numerosos artículos, guías y monografías como Didáctica de la alimentación , artículo que recogía las tres etapas necesarias para enseñar a comer; Cómo educa el comedor escolar , monografía que presentaba las áreas educativas en las que el comedor intervenía; 100 recetas de cocina aplicables a los comedores escolares , folleto que constituía un recetario para que los guisos diarios no resultasen rutinarios; o las Minutas para comedores escolares , que periódicamente se publicaban para recoger las calorías, proteínas, vitaminas, etc., que cada niño debía consumir al día.

Estas normas y publicaciones asentaron los cimientos para el funcionamiento del actual servicio de comedor escolar, que hoy en día, apoyado por una extensa normativa reguladora, desempeña una función educativa y nutricional, pues los niños adquieren hábitos alimentarios, higiénicos y de convivencia. Sin embargo, tal y como se recoge en el informe Alimentación en los colegios: menús escolares , realizado por la OCU y el Ministerio de Consumo en 2023, los menús no se encuentran equilibrados y pueden mejorarse considerablemente mediante la inclusión de alimentos necesarios y la reducción de alimentos inadecuados, así como la mejora de los espacios, el incremento de los hábitos saludables y la ampliación de la información que se proporciona a los padres y madres.