18/07/2023
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Si hablamos de aprendizaje al aire libre hay que comenzar recordando el movimiento de la Escuela Nueva, una serie de principios pedagógicos que surgieron a finales del siglo XIX y que planteaban la ruptura con la enseñanza tradicional confiriendo mayor importancia al juego, a la experimentación y al movimiento. Probablemente estos principios influyeron también en la decisión de crear escuelas al aire libre para mejorar la salud de los niños. Las primeras comenzaron en Alemania, donde las clases se impartían en los bosques, trasladándose por toda Europa y Norteamérica. En España, se fundó en 1914 la Escuela Bosque del Parque de Montjuïc, cuya sección femenina estuvo dirigida por Rosa Sensat que defendía la escuela en el medio natural. Según sus propias palabras, esta resultaba “más sana, más estimulante y más propia para alcanzar una educación armónica”. Estas escuelas que vieron su fin con la Guerra Civil y el franquismo han resurgido en el siglo XXI, heredando el modelo pedagógico de Dinamarca, Suecia, Noruega y Alemania. Sin embargo, no es necesario recurrir a este modelo de escuela para desarrollar el aprendizaje al aire libre, cada vez más centros y docentes realizan salidas con sus alumnos conscientes de todo lo que la naturaleza puede aportar a la enseñanza.
La obra Educar en la naturaleza: mejores personas para un planeta mejor , plantea el concepto de entender la naturaleza no como parte del currículo, sino como algo transversal. Para ello, los profesores deben hacer que las actividades sean deseadas y con ello lograr el aprendizaje buscado y generar el ambiente adecuado. Sin embargo, el problema al que se enfrentan muchos docentes es que no saben cómo aplicar la didáctica al medio natural. Educar fuera del aula: trucos y recursos para ayudar a los docentes a enseñar aborda los primeros pasos para el trabajo en el exterior con la clase, ideas para llevar a cabo fuera del aula y los problemas que suelen aparecer al aire libre. Su autora, parte de la premisa de que los recuerdos más nítidos de la etapa escolar, son probablemente los relacionados con el tiempo que se pasa fuera del aula, por lo tanto, puede que este sea el medio más adecuado para el aprendizaje a largo plazo. Por ello, los docentes deben:
La escuela a cielo abierto , que reúne más de 200 actividades para educar al aire libre, redunda en la idea de que lo que vemos, tocamos, oímos, olemos y probamos deja huellas permanentes en el cerebro que forman el significado de un término o concepto. Igualmente, el entusiasmo también hace que el aprendizaje sea más efectivo. Y ofrece una serie de razones para explorar este método de aprendizaje:
A cambio, los profesores disfrutan más enseñando, obtienen una mayor satisfacción, perciben que tienen mayor capacitación, condiciones más saludables y mayor libertad para enseñar.
El huerto educativo: recurso didáctico para trabajar los objetivos de desarrollo sostenible desde una perspectiva multidisciplinar , destaca los efectos positivos de la diversificación de los espacios de aprendizaje sobre la atención y motivación de los estudiantes y destaca que además se trata de una oportunidad para la convivencia y el encuentro que promueve el establecimiento de relaciones positivas entre docentes y de estos con la comunidad escolar.
Como vemos, el aprendizaje al aire libre conlleva múltiples beneficios tanto para los alumnos como para los docentes fomentando la formación personal y social y consiguiendo que el aprendizaje sea más perdurable.