26/09/2023
Actualidad
Recientemente ha visto la luz una nueva titulación universitaria: el Grado en Ciencia, Tecnología y Humanidades. Este grado, impartido de manera conjunta por la Universidad Autónoma de Barcelona, la Universidad Autónoma de Madrid y la Universidad Carlos III, pretende “formar profesionales capaces de comprender y analizar la ciencia y la tecnología como fenómenos sociales e históricos, incorporando el análisis y la perspectiva crítica que aportan las ciencias humanas”. Es por ello una muestra más de la tendencia que viene cristalizando en los últimos años y que trata de integrar los conocimientos de los dos ámbitos, durante largo tiempo considerados tanto en su estudio como en su puesta en práctica, compartimentos estancos. Sin embargo, esta propuesta no es nueva. Ya en 1959 Charles Percy Snow hizo famoso su alegato a favor de un acercamiento entre científicos y humanistas para romper la brecha de las llamadas dos culturas.
Actualmente, proliferan los enfoques con una idea más transversal entre los dos campos de estudio, algo que cada vez más se traduce también en las demandas de nuevos perfiles laborales como es el caso de la incorporación de filósofos o lingüistas en empresas dedicadas a la Inteligencia Artificial.
La evolución de los graduados en carreras de humanidades en nuestro país mostraba un descenso considerable en las últimas décadas (hasta el año 2014-2015), en permanente debate sobre la utilidad de su existencia. A la vez, son otras titulaciones con parte de sus asignaturas dedicadas al arte y a las humanidades, muchas de ellas dobles grados, en las que crece la demanda y las notas de corte para su ingreso.
Este cambio de rumbo se rastrea en un primer momento en las universidades estadounidenses. Así, por ejemplo surge en el Massachusetts Institute of Technology (MIT) el planteamiento de que el arte puede colaborar con las ciencias para beneficiar el aprendizaje como se recoge en el libro STEAM : la humanización de las ciencias en la universidad , donde la introducción de la A, que incluye el término Arte en un sentido amplio, favorece los métodos de enseñanza y aprendizaje.
Es en Estados Unidos también donde primero se comienza a hablar de core curriculum. El core curriculum es un plan de estudios estructurado, con asignaturas transversales que pretenden constituir conjuntamente con los conocimientos tecnológicos, una educación humanista, contribuir a la maduración intelectual y vital del estudiante y desarrollar su capacidad crítica.
José María Torralba abunda en esta idea con su obra Una educación liberal: elogio de los grandes libros . En ella expone que “Lo ideal sería que la universidad fuera capaz de educar abogados, farmacéuticos, filósofos e ingenieros con una mentalidad humanista. Ese es el reto.”
El cambio tecnológico es vertiginoso. Por ello es fundamental contar con profesionales sólidamente formados en ciencias, en tecnología y matemáticas. A la vez, es necesario aunar esa formación con un amplio bagaje humanístico, que fortalezca la educación en valores, el pensamiento crítico y la perspectiva global de los retos que esta nueva era tecnológica ofrece.
Queremos acabar recordando unas palabras de John Henry Newman (1801-1890) que en uno de sus discursos sobre la naturaleza y el fin de la educación universitaria ya hacía referencia a que “todo universitario sea capaz de lograr una síntesis entre los diferentes conocimientos, de forma que sea consciente de lo interesante que es cada parte pero no se olvide nunca que lo más importante es la comprensión del todo”.