04/01/2023
Fondo bibliográfico
Los villancicos eran originariamente canciones profanas de origen popular que surgieron en España y Portugal a partir del siglo XV y que se cantaban durante todo el año. En el siglo XIX comenzaron a cantarse en las iglesias asociándose con la Navidad y cambiando sus letras, que hasta entonces habían hablado de todos los temas cotidianos, por contenido religioso.
Desde la antigüedad, las canciones populares han pervivido gracias a la transmisión oral de generación en generación y en gran medida gracias a los maestros y a las escuelas, donde estas canciones, entre las que se encontraban los villancicos, se enseñaban a los niños.
En la Biblioteca de Educación encontramos diversas monografías y revistas que recopilan cancioneros infantiles, escolares y navideños repletos de estos villancicos que se enseñaban en las aulas a mediados del siglo XX:
El Cancionero de Navidad editado por la Vicesecretaría de Educación Popular en 1944 incluía composiciones de autores conocidos y otras anónimas tradicionales, que según la obra resultaban fundamentales, pues “interpretan a la perfección los afanes, preocupaciones y anhelos de un mundo ideal de belleza y ensueño de la masa general del pueblo”. Este cancionero presentaba una selección de villancicos entre los que se encontraban: Chiquito, di, ¿Por qué estás…?, Entre pajas la gloria, A Belén zagales, A mi niño tierno, ¡Ay, cosa tan linda!, Quedito, quedo o Cantares de Nochebuena, los cuales “serían un antídoto grato para esta época enferma de materialismo, pues rebosan paz, ternura, dulzura y delicadeza”.
En 1950, el Romancero y cancionero sagrados reunió una colección de poesías cristianas, morales y divinas cuyo propósito era dar a conocer las composiciones de las glorias literarias de nuestro país. Así, incluía varios villancicos de autores como Ledesma con Al nacimiento de Cristo nuestro señor, Diego Cortés con Al dulcísimo Jesús, Lope de Vega con Este niño y Dios, Anton o Luís de Góngora con Caído se le ha un Clavel.
La obra Cancionero escolar español del Instituto Español de Musicología, de 1954, explicaba que la música y la canción eran los medios más adecuados para que la escuela saliese de la tristeza que acompañaba a las tareas rutinarias de los niños. Esta obra se concebía como un pequeño manual destinado a la divulgación de la canción popular, que se había visto suplantada en los últimos años por la influencia de la “música moderna, muchas veces de mal gusto, sensual y enervante”. Incluía un capítulo de canciones de Navidad con títulos como Arre borriquito, La virgen lava pañales, El ciego y la virgen o Hacia Belén va un borrico.
La revista Vida escolar en su número de diciembre de 1958 animaba a los párvulos a cantar villancicos y recitar poesías en la víspera al nacimiento en torno al belén de la escuela y con asistencia de los padres. Se incluían algunos villancicos que los niños podían cantar como Regañín de María o Jesús Niño. El mismo mes de 1959 , esta revista proponía a los maestros proporcionar a los niños al final de cada lección fragmentos de villancicos para que los aprendieran. Las condiciones para que fueran adecuados eran “la brevedad, belleza y musicalidad en la forma, y en el fondo, un motivo breve, sencillo y expresivo” y ofrecía como composiciones En el portal de Belén, Dos arcos de vidrio, La cunita, Mañana de Navidad y Villancico del Niño Dios.
¿Conocías estos cancioneros y sus villancicos? ¿Qué villancicos te enseñaban en el colegio?