Miriam Ciscar Blat considera que la alianza entre el MEFP y la AECID enriquece y complementa el trabajo que ambas instituciones realizan en el territorio nacional y en el internacional. Transformar la escuela y mejorar el mundo en el que vivimos, es tarea de todos y todas, y es de vital importancia el trabajo conjunto para este logro. Las organizaciones sociales, las ONG de desarrollo, las organizaciones ambientales, los centros educativos con sus docentes y estudiantes y los expertos y expertas nacionales e internacionales han puesto su conocimiento al servicio de un fin común.
También comentó el documento de la UNESCO y destacó que la base de cualquier proceso educativo es la relación humana entre el alumnado y el profesorado. Los sistemas educativos mejor preparados para responder a las crisis serán aquellos que sean capaces de valorar a sus docentes y darles las condiciones para llevar a cabo un trabajo autónomo y colaborativo. Por último, manifestó el apoyo de la AECID a los y las docentes y el reconocimiento a su labor. La educación puede cambiar el mundo y no hay educación de calidad sin docentes.
Purificación Llaquet comentó que la educación transformadora aborda no solo lo que la educación para el desarrollo sostenible impulsa, sino la conceptualización de ciudadanía global como elemento destacado en la trasformación social desde el ámbito educativo. Es necesario subrayar la visión local y global como uno de los elementos más necesarios para darnos cuenta de la interconexión e interdependencia del mundo en que vivimos, y cómo el alumnado debe ser consciente de esta visión para mejorar la sociedad, tanto del presente como del futuro. La educación transformadora debe motivar al alumnado para que pueda tomar decisiones fundamentadas, actuar con conocimiento de causa a nivel individual y colectivo y tener en cuenta tanto lo local como lo global.
También destacó, la relevancia de los centros educativos para cambiar la mirada hacia escenarios que permitan ese cambio de perspectiva. Es necesario un alumnado cada vez más crítico, activo, solidario y responsable. Las experiencias presentadas en el seminario han de servir como punto de partida para replicar, mejorar e implementar nuevas propuestas educativas basadas en la educación transformadora, y para alcanzar las metas que los objetivos de desarrollo sostenible nos plantean para el 2030. Los nuevos currículos, que acaban de ser publicados, se hacen eco de estas demandas y apuestan por un alumnado responsable, que sea capaz de participar plenamente en la vida social y cívica, que sea conocedor de las realidades y acontecimientos mundiales y que se comprometa de manera activa con la sostenibilidad y el logro de una ciudadanía global.
Con estos elementos y con las capacidades, ilusiones y profesionalidad de los y las docentes, y de tantas instituciones y organizaciones que colaboran con los centros educativos, Purificación Llaquet está convencida que los objetivos perseguidos en este seminario se han alcanzado y que las voluntades y planteamientos para ello ya están en marcha. No se debe olvidar que transformar es cambiar, y este cambio es necesario para generar sociedades prósperas, solidarias, justas, inclusivas y equitativas. La educación transformadora está en ello.