Día Internacional contra la Violencia y el Acoso Escolar

El 2 de noviembre se celebra el Día Internacional contra la Violencia y el Acoso Escolar. Se trata de una fecha que pretende concienciar y sensibilizar sobre lo qué es el acoso escolar —que incluye el ciberacoso— y las repercusiones que tiene para quienes lo sufren, para quienes lo ejercen y para la convivencia del centro y el bienestar de sus miembros.

En el acoso escolar no participan únicamente dos personas, sino que engloba mucho más que a la víctima y el agresor, ni tampoco se trata de algo que pueda resolverse mediante la acción individual. Es por eso que la mejor manera de actuar ante el acoso es mediante la prevención y con la mayor participación posible. Las actuaciones más potentes son aquellas que ayudan a prevenir situaciones de acoso y violencia, y que hacen partícipe a la mayor parte de la comunidad educativa, ya sea directa o indirectamente.

En este sentido, es fundamental trabajar la prevención de manera estructurada, a través de los planes de convivencia de los centros, incluyendo en ellos programas de mejora del clima escolar. Además, estos planes deben recoger las actividades que se programen para fomentar un buen clima de convivencia, la concreción de los derechos y deberes del alumnado, las medidas correctoras en caso de incumplimiento y las actuaciones para la resolución pacífica de conflictos, con especial atención a la prevención de la violencia de género, la igualdad y la no discriminación.

Los planes de convivencia pueden incluir diferentes componentes, como el diagnóstico de la situación de convivencia, el plan de formación y sensibilización, las medidas, herramientas y estrategias para la prevención, detección e intervención en casos de acoso, el seguimiento y la evaluación.

Algunos estudios han demostrado la utilidad de algunos componentes de los planes de convivencia para reducir la violencia en las escuelas, pero también han evidenciado su escasa relación con las competencias socioemocionales del alumnado. Por ello, se recomienda revisar y mejorar los planes de convivencia para que sean s efectivos y coherentes con las necesidades educativas actuales.

Estos planes de convivencia deben estar recogidos en el Proyecto Educativo de Centro, tal y como se establece en el apartado 62 de la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación, modificada por la Ley Orgánica 3/2020, de 29 de diciembre, por la que se modifica la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación.

En esta línea de actuación, los centros educativos disponen de una serie de recursos que pueden utilizar para elaborar estos planes de convivencia y de prevención frente ante el acoso. Figuran entre estas opciones las guías para abordar el acoso y el ciberacoso, las guías para la mejora del clima escolar, los recursos de formación y otros contenidos de interés accesibles desde la página web de la Subdirección General de Cooperación Territorial e Innovación Educativa. Además, cada comunidad autónoma puede disponer de recursos para sus centros, o programas específicos de intervención que sirvan de orientación a los centros interesados. Ejemplos de ello son la iniciativa Bizikasi en el País Vasco, el programa Laguntza en Navarra o la Red Andaluza «Escuela: Espacio de Paz», entre otros.

Para conocer más sobre la situación de la convivencia en España y ofrecer a los centros diferentes recursos que permitan abordar mejor su prevención, se puede consultar el Estudio Estatal Sobre la Convivencia Escolar en Centros de Educación Primaria, las recomendaciones para trabajar la ciberconvivencia en los centros educativos o participar en el NOOC «El acoso escolar no es un juego de niños». Todas estas actuaciones tienen como objetivo ser herramientas de utilidad para contribuir a que los centros construyan una cultura que se distancie de la violencia y que rechace el acoso.

Conviene recordar que el acoso escolar es una problemática que repercute en la comunidad educativa en su totalidad y cuyas consecuencias afectan al bienestar de todos los miembros del centro educativo, por lo que una prevención eficaz y que haga partícipes al mayor número de personas posibles es la mejor manera de disminuir y erradicar, progresivamente, la incidencia de acoso, a la par que se fomenta el desarrollo de aquellas competencias que permiten gestionar los conflictos de una manera no violenta y más efectiva.

Todo esfuerzo contra el acoso escolar es un esfuerzo en pro del bienestar y la buena convivencia en los centros y, por tanto, de un mejor desarrollo personal y académico de su alumnado.