15/09/2020
Actualidad
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La Agenda 2030 es el plan de acción a escala global para luchar contra los grandes desafíos actuales de la humanidad. Uno de sus objetivos es garantizar que todos los estudiantes adquieran los conocimientos teóricos y prácticos necesarios para la promoción del desarrollo sostenible. En este sentido, la directora general de la UNESCO, Irina Bokova, afirma que: «Se necesita un cambio fundamental en la forma en la que pensamos sobre el rol de la educación en el desarrollo mundial […]. La educación tiene la responsabilidad de estar a la par de los desafíos y aspiraciones del siglo XXI, y promover los tipos correctos de valores y habilidades que llevarán al crecimiento sostenible».
El enfoque de la Educación para el Desarrollo Sostenible (EDS) está avalado por el reconocimiento internacional de tres cumbres mundiales como un facilitador del desarrollo sostenible. Esta Educación abarca, entre otros temas, el cambio climático, la pobreza o el consumo sostenible y, desde un punto de vista metodológico, prioriza contextos de enseñanza y aprendizaje interactivos y centrados en el alumno.
Como afirma la UNESCO (2015) «La educación puede y debe contribuir a una nueva visión de desarrollo mundial sostenible». Por lo tanto, la EDS tiene que pensarse como parte integrante de una educación de calidad en la que, por un lado, el aprendizaje se prolongue a lo largo de toda la vida y, por otro, empodere a los alumnos y futuros ciudadanos para actuar de forma responsable en pro de una sociedad más justa en el presente y proyectada hacia el futuro.