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Mesas de debate

Mesa de debate día 22

Intervienen: Francisco Heras Hernández. Consejero técnico. Oficina Española del Cambio Climático; Marta Pascual Rodríguez. Profesora de Intervención Sociocomunitaria. IES Pío Baroja, Madrid; María Concepción Arlandis Catalá. Teachers for Future Spain-Profes por el futuro.

En la mesa de debate «Transiciones ecosociales hacia la educación» se trataron cuestiones relativas al enfoque ecosocial y a la transición ecosocial en la escuela. Se destacó, entre otras cuestiones, la necesidad de abrir la escuela al mundo y de implicar a la comunidad educativa para dar respuesta a la crisis ecosocial por compromiso, por valor educativo y por calidad de vida. El espacio educativo crea comunidad; es capaz de resolver problemas y constituye un motor de transformación ecosocial. La ciudadanía desde la escuela tiene capacidad de actuación. Se afirmó que es necesario una alfabetización ecosocial que genere una nueva cultura frente al despilfarro en la que sea preciso tomar conciencia de los límites del mundo, conocer la codependencia y comprender nuestra vulnerabilidad y la del planeta. Existe una relación entre justicia y sostenibilidad. También se dio importancia a la movilidad activa; se resaltó lo fundamental que resulta la cooperación en la transformación ecosocial, cooperación que puede materializarse en controlar la huella de carbono, la huella hídrica o en alcanzar el residuo cero.

Mesa de debate día 27

Intervienen: ESenRED. Paula Pérez Carrillo. Técnica del Servicio de Educación Ambiental. Coordinadora de la Red de Escuelas Verdes y XESC. Departamento de Territorio y Sostenibilidad. Generalitat de Cataluña. Miembro de ESenRED; Red Española de aprendizaje servicio. Roser Batlle Suñer. Pedagoga especializada en aprendizaje-servicio y comunicación en público. Red Española de Aprendizaje-Servicio; Programa Ecocomedores de Canarias. Margarita Hernández García. Técnica de Fomento y Promoción de Agricultura Ecológica. Instituto Canario de Calidad Agroalimentaria.

Las participantes de la mesa valoraron el trabajo en red. La red ofrece a los centros educativos la ayuda y el acompañamiento necesario para que no hagan el proceso de cambio hacia la sostenibilidad solos. Aprender juntos implica comprometerse conjuntamente. Desde esta óptica se profundizó en la necesidad de que el centro educativo se abra al entorno y al mundo en su totalidad. «La participación es el laboratorio de la ecociudadanía».

Paula Pérez incidió en la importancia del trabajo colaborativo de la educación en la emoción y el vínculo, y también en que las acciones ambientales tienen que ser educativas. Por otra parte, Roser Batlle subrayó que las redes aportan a los centros educativos un enfoque comunitario y capital social, madurez democrática y calidad, experiencia, operatividad e imagen social. Junto al trabajo en red la gran aportación de la metodología del Aprendizaje Servicio es que proporciona el tránsito desde la sensibilización al compromiso efectivo. Insistió en la idea de que la heterogeneidad y la pluralidad son elementos buscados a la hora de trabajar el enfoque que el aprendizaje-servicio busca. Margarita Hernández destacó que la sensibilización dirigida a cada uno de los colectivos es imprescindible para la creación de redes y que las pequeñas redes son las que están produciendo ese pequeño cambio. Es necesario conocer el entorno y ponerlo en valor en ese proceso de transformación.

Mesa de debate día 29

Intervienen: Pablo Ángel Meira Cartea. Profesor. Universidad de Santiago de Compostela. María González Reyes. Profesora Colegio Lourdes. FUHEM. José Manuel Gutiérrez Bastida. Asesor pedagógico de Ingurugela. Miembro de #EA26.

Pablo Ángel Meira Cartea indicó que el profesorado debe tomar conciencia de que estamos en un momento crítico. «Hay que educar a las generaciones del cambio climático». Ellos y ellas tendrán una trayectoria vital en la que podrán comprobar qué somos capaces de hacer como sociedad y como especie a diferentes escalas para evitar las peores derivas de una biosfera degradada. El profesorado ha de asumir la responsabilidad de la toma de conciencia, por parte de las nuevas generaciones, de esta situación para que se transformen en agentes de la transición socio-ecológica que precisamos impulsar. Es una cuestión de supervivencia. El cambio climático no es un «tema», es un «problema». Es un problema que obliga a replantear cómo producimos y consumimos; es decir, nos obliga a redefinir cómo nos relacionamos con la vida y cómo vivimos. Para eso necesitamos un «nuevo» currículo -también para formar al profesorado- que incorpore la conciencia de los límites, la ecodependencia de nuestra especie y la interdependencia de las sociedades humanas. Necesitamos una praxis educativa que socialice esta situación, que conecte significativamente al alumnado con las causas y las consecuencias del cambio climático, que cuestione el dogma del crecimiento y que prepare al alumnado para descarbonizar nuestras sociedades y para vivir, necesariamente, de otra forma. Como propuesta apunta que el cambio climático debería ser un eje desde el que articular procesos de enseñanza significativos como parte de un currículum integrado con proyectos intra y transdisciplinares.

Para María González Reyes estamos viviendo un momento en el que la crisis civilizatoria se está profundizando en varios de sus ámbitos. El cambio climático y la pérdida de biodiversidad son dos de los factores que ya están determinando nuestras posibilidades de vida (y la del resto de seres vivos con los que compartimos el planeta) sobre la Tierra. Los docentes no pueden mirar hacia otro lado. Es una responsabilidad preparar al alumnado para estos escenarios futuros, porque el mundo será radicalmente distinto si se educa para legitimar el modelo actual o se educa para que las personas comprendan los grandes problemas que ya tenemos delante y para que adquieran valores, habilidades y conocimientos que permitan desarrollarse críticamente en ellos.

Uno de los objetivos fundamentales de la escuela es ayudar al alumnado a comprender el mundo en el que vive y a desenvolverse satisfactoriamente en él. La educación ecosocial, que es lo mismo que hablar de una educación para el cuidado de la vida, es el eje que debe centrar la propuesta curricular de modo que pongamos los saberes necesarios para la sostenibilidad en el centro.

Una ley adecuada que ponga la vida en el centro de los procesos de enseñanza-aprendizaje y con un carácter ecosocial es una de las cuestiones planteada por José Manuel Gutiérrez Bastida, que ha apuntado que la sostenibilidad de la vida como imperativo ético debe ser una pauta que conecte la vida escolar. Apuesta por la sustitución de materias por proyectos en los que se dé un diálogo de saberes entre distintas áreas o la generación de planes de acción de sostenibilidad que busquen el protagonismo del alumnado; por una formación docente en sostenibilidad y en educación hacia la sostenibilidad desde una alfabetización ecosocial en la que la autonomía de centros y la flexibilización de la organización contribuyan a conseguirlo, sumando a todo ello el valor añadido del trabajo en red.

Como conclusión, para superar las reticencias, plantea como soluciones trabajar los problemas ecosociales desde la esperanza, la evaluación formativa, el protagonismo y empoderamiento del alumnado, con la creación de espacios adecuados, dando una oportunidad para que tenga lugar la innovación educativa.

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