A través del Aprendizaje-Servicio (ApS) niños, niñas y jóvenes aprenden haciendo un servicio a la comunidad. Este servicio parte de una necesidad social detectada por el alumnado, que comienza a realizar diferentes acciones encaminadas a resolver esa necesidad. Este servicio a la comunidad no solo ayuda a los receptores, sino que también es fuente de enriquecimiento, de consolidación de conocimientos, habilidades, actitudes y competencias, que les llevará a desarrollarse como ciudadanos poniendo el enfoque en el bien común.
Para impulsar la mejora de la convivencia, los adultos deben enseñar al alumnado a participar, construyendo una estructura que favorezca la participación y el aprendizaje de los valores democráticos.