Muhammad Yunus, en su discurso de aceptación del Premio Nobel de la Paz 2006, utilizó una hermosa metáfora que señalaba que, al igual que la semilla del más frondoso árbol que podamos imaginar se convertiría en un bonsái si la plantáramos en una maceta con poca tierra, las personas necesitamos de un entorno apropiado que nos ayude a desarrollar plenamente nuestro potencial. Esta metáfora permite reflexionar sobre cómo facilitar y aprovechar los mejores entornos de aprendizaje, con mayores desafíos globales en un mundo interdependiente, que requiere sostenibilidad.
Asimismo, la Declaración Mundial sobre Educación para Todos enfatiza que las necesidades básicas de aprendizaje han de cubrirse a través de «un sistema integrado y complementario, de modo que (los programas de educación formal y no formal) se refuercen mutuamente y respondan a pautas comparables de adquisición de conocimientos, y contribuir a crear y a desarrollar las posibilidades de aprendizaje permanente».
Es en el entorno más cercano donde la diversidad de experiencias es más rica para el aprendizaje. Este aprendizaje de proximidad implica nutrirse de lo cotidiano, beber de las fuentes familiares, aprovechar los recursos y «re-crear» conocimientos, habilidades y actitudes mediante un proceso de metacognición que permite, a su vez, devolver al entorno todo ese saber de manera sostenible.
Por esta razón este número de Participación Educativa se centra en la educación no formal e informal y pretende ser un reflejo de nuestro compromiso de puesta en valor y difusión de proyectos y actuaciones que puedan servir de inspiración para fomentar este aprendizaje de proximidad.
Participación Educativa (Segunda época)