Esta evaluación permite, por tanto, disponer de información valiosa sobre los niveles de competencia de la población adulta en edad laboral, la distribución de dichas competencias, el grado de retorno de la educación y formación recibidas tanto en términos individuales como sociales. También se obtiene información sobre la pérdida del nivel de competencias con el paso del tiempo y la necesidad de actualización mediante programas de formación continua.
La evaluación consiste en una entrevista a los adultos seleccionados, por lo general realizada en sus hogares, en la que deben responder a un cuestionario amplio que, además de los datos personales y los niveles educativos alcanzados por los padres o tutores y por el entrevistado, incluye su estatus laboral y la frecuencia de uso de sus competencias en la vida diaria (hogar, entorno social, etc.) y en el desempeño de su trabajo, así como sus ingresos económicos. Una vez finalizada la entrevista, los adultos deben cumplimentar las tareas relacionadas con las pruebas cognitivas de comprensión lectora y/o matemáticas.
De esta manera, los resultados proporcionados por la evaluación permiten investigar las relaciones entre las destrezas cognitivas evaluadas y variables demográficas, los ingresos y el uso de las competencias en el puesto de trabajo, pudiéndose obtener una valoración del capital humano de los países participantes en la evaluación. Por otra parte, se pretende comprender mejor la efectividad de la educación y la formación en el desarrollo de las destrezas cognitivas y de las habilidades necesarias para el puesto de trabajo, especialmente en los estadios más cercanos a la finalización de la Educación Secundaria y, en el extremo opuesto, en el proceso de pérdida progresiva de habilidades a medida que los adultos se aproximan a la edad de jubilación.
La evaluación está diseñada para que sea válida internacionalmente, en espacios culturales muy diferentes, de modo que los resultados puedan ser comparables entre los distintos países participantes no importando el idioma en el que se haya realizado. Su diseño permite, también, la repetición de la evaluación en el tiempo para que los responsables políticos y administrativos puedan evaluar la evolución de la adquisición y desarrollo de las competencias clave de la población adulta.
Los resultados de la evaluación ayudarán a los gobiernos de los países participantes a entender mejor cómo la educación, la formación, los sistemas educativos y el aprendizaje a lo largo de la vida pueden ayudar a desarrollar y mantener las competencias evaluadas. Los responsables políticos, los agentes sociales y los educadores y formadores pueden utilizar la información proporcionada por esta evaluación para desarrollar políticas educativas, económicas y sociales que ayuden a mejorar las competencias de los adultos tanto en su vida laboral como, en general, en su vida social.
En particular, los resultados permiten comprender mejor las dimensiones y niveles de alfabetización de la población adulta, las diferencias entre las necesidades del mercado de trabajo y la educación y formación recibida por los adultos, los niveles de equidad en el acceso a la educación, la transición de los jóvenes desde la educación y formación al mercado laboral, la identificación de las subpoblaciones en riesgo de exclusión social, la relación entre el nivel de competencia alcanzado y variables sociales como la salud, la participación en sociedad, etc.
La naturaleza del estudio, coordinado conjuntamente por los departamentos de educación y trabajo de la OCDE, requiere la participación y responsabilidad conjunta de dos ministerios españoles: el de Educación, Cultura y Deporte por una parte, y el de Empleo y Seguridad Social, por otra, a través del Instituto Nacional de Evaluación Educativa (MECD) y la Subdirección General de Políticas Activas de Empleo (SEPE). Junto a ellos participa activamente el Instituto Nacional de Estadística (Ministerio de Economía y Competitividad), en la selección de la muestra a nivel nacional. Salto de línea