30/01/2020
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Eurydice, la Red de información sobre educación de la Comisión Europea, publica hoy el Panel de indicadores de la movilidad de la educación superior 2018/19, que ofrece información sobre seis indicadores:
Poder tener experiencias de movilidad transnacional durante la educación y la formación es un estímulo importantísimo en la vida de muchos jóvenes porque les ayuda a crecer personal y académicamente, amplía sus redes sociales y mejora las habilidades lingüísticas e interculturales, según la Comisión Europea. Además, la movilidad de los estudiantes tiene un impacto positivo en las instituciones y en los sistemas educativos porque mejora su visibilidad internacional y eventualmente, la calidad.
Sin embargo, el libre movimiento de estudiantes e investigadores está todavía limitado por algunos obstáculos, que se analizan en los seis indicadores mencionados.
Este estudio actualiza la primera edición de 2016, que iba complementada con una plataforma en línea que ofrece datos también de la Formación Profesional de grado superior. Los indicadores han variado muy poco su objeto de estudio porque el objetivo original del Panel de Indicadores era hacer un seguimiento del progreso y evolución de las políticas.
El año de referencia es 2018/19 y los datos atañen a la educación terciaria, salvo el capítulo del aprendizaje de las lenguas, que incluye todos los niveles educativos desde educación infantil.
La importancia de este indicador, que es una de las Recomendaciones del Consejo, reside en el hecho de que involucrarse en una experiencia de movilidad implica un complejo proceso de organización y de toma de decisiones que empiezan por el país y el tipo de institución donde se desea ir a estudiar y que dependen de las lenguas que sea necesario dominar, del currículo y la forma de impartirlo, de la posibilidad de un posterior reconocimiento de cualificaciones en el país de origen, además de algunos asuntos prácticos como el alojamiento y el contacto con las instituciones. Por ello, y debido a la gran diversidad de sistemas, prácticas y oportunidades existentes en Europa, es crucial que la información y la orientación sean accesibles, transparentes y de calidad.
Este indicador analiza cuatro aspectos clave y muestra que las autoridades de solo un tercio de los sistemas europeos analizados han implantado la mayoría de las políticas examinadas. Los países del sur de Europa son los que más necesitan desarrollar esta área:
Los hallazgos de este capítulo muestran que aprender una segunda lengua es obligatorio durante al menos un período de tiempo en casi todos los países europeos. Aprender dos segundas lenguas simultáneamente es obligatorio para todos los alumnos en menos sistemas educativos y cuando este requisito existe, suele ser durante solo dos años. También se han encontrado diferencias entre la educación general y los programas de formación profesional cuando se trata de aprender obligatoriamente dos lenguas extranjeras, lo cual debería ser motivo de preocupación puesto que los alumnos de los dos sistemas (general y FP) son alumnos potenciales de los mismos programas de educación superior y deberían tener las mismas oportunidades de aprender lenguas.
La decisión de estudiar fuera puede depender en muchos casos de la posibilidad de emplear la beca otorgada por el sistema educativo de origen en otro lugar. Solo catorce sistemas permiten la plena portabilidad de las becas dadas en origen, independientemente de la duración de la movilidad y del país al que se dirigen. En seis sistemas con portabilidad total, es decir, que permiten la portabilidad de las becas para créditos o para programas completos, tienen restricciones con respecto a los países receptores, el tipo de programas o la duración de los estudios. En el otro extremo, en siete sistemas situados en el sudeste de Europa el apoyo financiero no se puede portar a otro país o solo se puede en circunstancias excepcionales. Los datos globales indican que es más sencillo organizar la portabilidad para la movilidad de los créditos que de los programas completos y que la tendencia mayoritaria es a conceder la portabilidad de los préstamos, más que la de las becas cuando se trata de completar un programa de estudios completo en el extranjero.
Los alumnos en desventaja suelen participar menos que sus compañeros en programas de movilidad. Por ello, los países deben redoblar sus esfuerzos para facilitar la participación de estos alumnos. Este indicador analiza la disponibilidad de becas de movilidad específicas para este alumnado, que es una realidad en la mayoría de los sistemas, salvo en siete. Además, solo diez sistemas realizan seguimientos sistemáticos de las características personales para poder saber si la participación de alumnos en desventaja es proporcional a la del resto de la población. El establecimiento de objetivos cuantitativos para la participación de alumnos en desventaja por parte de los sistemas educativos, además de la existencia de recomendaciones hechas por las administraciones a las instituciones de educación superior y de la disponibilidad de incentivos a estas instituciones son otros aspectos estudiados por el indicador 4.
El reconocimiento de los resultados de aprendizaje logrados durante los períodos de estudio en el extranjero es esencial para los estudiantes que participan en experiencias de movilidad, ya sean de duración corta o larga. El sistema de los ECTS se estableció para facilitar la transferencia y reconocimiento de los créditos entre países. Sin embargo, la transferencia automática todavía no es global en Europa y para ello es necesario que las instituciones de educación superior apliquen de forma sistemática los resultados de aprendizaje y la carga de trabajo del alumno como la base de la asignación de créditos.
Un logro positivo es que transcurridos cuatro años de la implantación de la Guía de uso de los ECTS (2015), tres cuartas partes de los sistemas educativos requieren al menos uno de los elementos clave que se enumeran en esa guía. Un asunto que está por hacer es el seguimiento y control de las tablas de distribución de calificaciones de las instituciones de educación superior. Por lo que el reconocimiento justo y automático de los créditos no está todavía entre las prioridades de las autoridades.
Las políticas europeas han trabajado por la simplificación y mejora de las prácticas sobre reconocimiento de las cualificaciones. Algo más de la mitad de los sistemas reconocen automáticamente las cualificaciones de otros países del Área Europea de la Educación Superior (EHEA por sus siglas en inglés) y solo diez operan así con todos los países del EHEA. Aunque muchos países han mejorado sus políticas a este respecto en los últimos años, todavía es necesario que se produzcan avances para permitir un acceso sin restricciones de todos los estudiantes a todos los sistemas de educación superior.
Para más detalle, os animamos a leer el informe Eurydice y a visitar la plataforma del Panel de indicadores de la movilidad de la educación superior en Europa.
A vuestra disposición,