Mar Lorenzo MoledoSalto de línea Universidad de Santiago de Compostela. Facultad de Ciencias de la Educación. Departamento de Teoría de la Educación. Historia de la Educación y Pedagogía Social. Santiago de Compostela, España.
Concepción Aroca MontolíoSalto de línea Universidad de Valencia. Facultad de Filosofía y Ciencias de la Educación. Departamento de Teoría de la Educación e Historia de la Educación. Valencia, España
José Luis Alba RoblesSalto de línea Universidad del Aconcagua. Facultad de Psicología. Mendoza, Argentina.
10.4438/1988-592X-RE-2013-360-223
En este artículo planteamos, desde criterios epistemológicos y jurídicos, el papel de la pedagogía en la intervención con personas internas en centros penitenciarios. Ámbito poco presente en nuestra ciencia tanto desde el punto de vista académico-investigador como desde la perspectiva del desarrollo profesional. Así se manifiesta en la casi nula oferta de una materia de pedagogía penitenciara en los nuevos planes de estudio de Pedagogía o en la escasa presencia de nuestro campo científico en las tesis doctorales sobre la delincuencia en general y sobre la delincuencia institucionalizada en particular. Partimos de la idea de que la prisión debe entenderse como una institución de ayuda educativa. En ese sentido, analizamos el papel de la educación en la propia legislación penitenciaria, que abre un amplio marco de posibilidades, y más concretamente en el tratamiento penitenciario, pero también indagamos en la perspectiva de los investigadores en delincuencia que reclaman que se adopte un modelo educativo en la intervención en este medio, abandonando otros modelos. Defendemos que es posible, alejándonos del ‘nada funciona’ en la reeducación de los delincuentes que preconizó Martinson en 1974, intervenir con eficacia pedagógica en este contexto. Para ello, hemos llevado a cabo una amplia revisión bibliográfica de los metaanálisis realizados tanto nacional como internacionalmente para afirmar que hay programas que son efectivos y explicar los criterios que determinan su éxito. Nos detenemos especialmente en uno de ellos, el Programa de Pensamiento Prosocial, que, en el contexto español, se ha aplicado con población variada, desde con jóvenes hasta con personas internas en centros penitenciarios. Concluimos, a pesar de las evidencias legislativas y de investigación, que la realidad penitenciaria nos demuestra que no hay un modelo educativo en la intervención en este complejo medio, lo que inevitablemente provoca que tampoco haya programas efectivos y refuerza la cárcel como un espacio de castigo por la reclusión
Educación, pedagogía penitenciaria, tratamiento, Programa de Pensamiento Prosocial, cárcel.
In this study we take an epistemological and legal approach to the role of teaching in interaction with prison inmates. This area has received very little attention from academics, researchers and career development experts. There is almost nothing on penitentiary teaching in the new curricula for teachers-in-training, and there are astoundingly few PhD dissertations on crime in general and institutionalized crime in particular. We start with the idea that prison ought to be an institution for educational assistance. We analyze the role of education in penitentiary legislation, which opens up many possibilities, and more specifically we look at prisoner treatment. We also consider the perspective of crime researchers, who recommend the adoption of an educational model for the penitentiary environment and the overthrow of other models. We state that, if we cease to cling to the ‘nothing works’ doctrine on criminal rehabilitation that Martinson promoted in 1974, we create a context in which effective teaching is possible. To this end, we conduct an extensive review of domestic and international meta-analyses, showing that there are effective programmes and explaining the criteria that make them successful. We especially highlight one such programme, the Pro-social Thinking Programme, which has been applied to different populations in the Spanish context, from youngsters to prison inmates. Our conclusion is that, despite the evidence of legislation and research, what really goes on in prisons proves that there is no educational model tailored to this complex environment. The inevitable result: a lack of effective programmes and the reinforcement of the idea that prisons are where people are locked up as punishment.
Education, penitentiary teaching, treatment, Pro-social Thinking Programme, prison.