En los últimos años, ha habido un renovado interés por una verdadera transformación digital en numerosos ámbitos de la sociedad española, que se ha acelerado exponencialmente como consecuencia de la pandemia. La integración de las nuevas tecnologías digitales en diferentes sectores, como el económico o el educativo, ha propiciado cambios profundos en el funcionamiento de los mismos y en la manera de establecer nuevas relaciones profesionales, comunicarse o informarse. En el entorno educativo, la crisis sanitaria de la COVID-19 ha tenido un enorme impacto en los estudiantes españoles, y ha supuesto un desafío a su nivel de competencia digital al verse obligados a trabajar en un entorno eminentemente tecnológico. Desde entonces, se ha evidenciado la necesidad de realizar inversiones económicas y reformas estructurales en educación desde el punto de vista político.
De una parte, la agenda España Digital 2026 , lanzada por el gobierno en julio de 2020, constituye la hoja de ruta para impulsar el proceso de transformación digital, actuando en una triple dimensión: i) infraestructuras y tecnología; ii) economía; y iii) personas. Así, se han puesto en marcha ocho planes digitales específicos para dirigir dicha transformación a través de doce ejes vertebradores, donde el noveno de ellos, de competencias digitales, incide directamente en materia educativa. En este contexto, el Plan de Digitalización y Competencias Digitales del Sistema Educativo (#DigEdu) tiene como objetivo avanzar y mejorar en la digitalización de la educación, tanto en los recursos tecnológicos disponibles para la comunidad educativa (Programa para la Digitalización del Sistema Educativo, #EcoDigEdu), como en la integración efectiva y eficaz de las tecnologías en el proceso de enseñanza y aprendizaje (Programa para la mejora de la competencia digital del sistema educativo, #CompDigEdu). Para ello, se ha contado con una inversión superior a 1400 millones de euros, mediante reparto territorial de fondos a las CCAA. En cuanto a dispositivos, y con el objetivo de reducir la brecha digital, la iniciativa Educa en Digital ha dotado con 500 000 dispositivos a los centros educativos. Además, el programa Escuelas Conectadas les ha podido proporcionar también una buena conectividad de banda ancha. Por su parte, los fondos NextGeneration de la Unión Europea han permitido digitalizar 240 000 aulas y proporcionar 300 000 ordenadores y tabletas.
La concreción y desarrollo del Plan #DigEdu a nivel del Ministerio de Educación, Formación Profesional y Deportes ha sido elaborado por el Instituto Nacional de Tecnologías Educativas y de Formación del Profesorado (INTEF ). Sus acciones se han dirigido a la adquisición y mejora de las competencias digitales de los distintos miembros de la comunidad educativa. Para ayudar y guiar a los centros educativos, se ha establecido la elaboración del Plan Digital de Centro, mientras que para los docentes se ha publicado el Marco de Referencia de la Competencia Digital del Profesorado con el fin de acreditar su nivel en dicha competencia, desarrollando también metodologías avanzadas para su formación, incluso en robótica y programación. Asimismo, el INTEF también ha programado iniciativas y actividades formativas para apoyar a las familias en la labor de acompañamiento del proceso educativo y de desarrollo de los estudiantes para una sociedad digital.
Por otra parte, en lo referente al currículo, con la LOMLOE la competencia digital ha pasado a ser una de las competencias clave a evaluar. Esta no se limita a una única área o materia, sino que aparece de forma explícita a lo largo de todo el desarrollo curricular. La competencia digital se inicia en la Educación Infantil y, progresivamente, se va introduciendo y adecuando a la madurez del alumnado durante la Educación Primaria. En la Educación Secundaria Obligatoria todas las materias recogen también el desarrollo de competencias específicas enfocadas a la adquisición de la competencia digital. Específicamente, se ha introducido en el currículo de la Educación Secundaria Obligatoria la asignatura "Tecnología y Digitalización", con carácter obligatorio, que asienta los conocimientos, destrezas y actitudes en competencia digital. Desde esta materia, se fomenta el uso crítico, responsable y sostenible de la tecnología, su impacto en la sociedad, en la sostenibilidad ambiental y en la salud, el respeto por las normas establecidas para la participación en la red, así como la adquisición de valores que fomenten la igualdad y el respeto hacia los demás y hacia el trabajo propio. Las Comunidades Autónomas también han desarrollado sus propias asignaturas relacionadas con la robótica, la programación, la informática, etc., que complementan la oferta formativa para el alumnado en las diferentes vertientes de la competencia digital. Además, el nuevo currículo también hace hincapié en la protección de los estudiantes frente a los daños físicos y emocionales/sociales asociados al uso de las TIC.
No obstante, es importante reseñar que el currículo vigente para el alumnado que participó en ICILS 2023 era el de la anterior ley educativa, la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE), que mantenía el enfoque tradicional de implementar el uso de las TIC trasversalmente, mediante su uso en otras asignaturas del currículo, y no mediante asignaturas específicas.